
MIGRANTES… Hoy: BEATRIZ CRESPO GARCÍA
por JORGE MOREIRA
Hay quienes, hace un tiempo largo, dejaron sus países de origen buscando cielos y tierras nuevas. Otros, quizá porque les costó tomar esa decisión o vaya uno a saber porqué, comienzan a recorrer otras calles, diferentes, novedosas, desde hace algunos meses. Vamos a conocer cómo viven, qué piensan, cuáles son sus sueños más deseados. Desde hoy, aquí, MIGRANTES.
La década del noventa fue una época complicada. La gran crisis que debió soportar la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas dejó al mundo a merced del neoliberalismo que, bajo la tutela del otro gran monstruo, los Estados Unidos, estableció las pautas políticas y económicas. La Guerra Fría, en sus diferentes etapas, estaba llegando a su fin. Caerían muros y se impondrían sanciones a quienes no supieran, o no quisieran, adaptarse a las nuevas reglas imperantes. Cuba debió soportar un recrudecimiento del embargo estadounidense. Sin apoyo exterior, con una crisis tremenda producida por la falta de hidrocarburos, el gobierno cubano comenzó a implementar una serie de reformas que le permitieran salir de ese primer gran conflicto luego de la Revolución.
En esa ciudad de La Habana, convulsionada e inquieta, en el barrio Sevillano del Municipio 10 de Octubre, nació una Beatriz. Creció en una “casa pequeña donde vivía mucha gente, como pasa siempre en Cuba”, según ella misma cuenta. “Vivíamos, con mis padres y mis hermanos, en el garaje que mi papá había acondicionado como dormitorio y cocina, el cuarto de baños lo compartíamos con el resto de la familia”.
Con una madre que trabajaba en el Servicio de Relaciones Exteriores, su niñez y adolescencia transcurrió en países lejanos a la Cuba natal. Jamaica y Trinidad y Tobago. Allí cursó los primeros años de la educación formal. Que luego completaría, en la etapa universitaria, en su tierra de origen. “Siempre, desde niña, supe que quería ser abogada”, nos confiesa.
“Desde el primer día que llegas, ya tomas conciencia que no vas a estar como en tu país. Pero que es posible lograr una vida mejor”
Beatriz, nos cuenta, con la calidez típica de aquellos a quienes cobijaron las aguas del Caribe pero con firmeza que, en Cuba, “no existen leyes de paridad de género. Allí no se necesitan. Hombres y mujeres somos iguales y tenemos las mismas posibilidades”. Nos sorprenden sus palabras, aunque no tanto, Cuba nos tiene acostumbrados a ciertas particularidades. “En Cuba, nunca sentí que, por el sólo hecho de ser mujer, tenía obligaciones distintas a ningún hombre”, nos responde al consultarle si no le pesaron ciertos mandatos que recaen sobre las mujeres en casi todas las culturas del mundo.
Con algo de prejuicio, quizá dejándonos llevar por ciertas construcciones mediáticas le preguntamos las razones por las que dejó su país natal, intentando que no hiciese referencia a cuestiones políticas y nos respondió que “ya casi nadie se va de Cuba por razones políticas, las razones tienen que ver más con la economía y la falta de posibilidades de crecimiento”.
Acepta que “extraña todos los días, un montón, a su familia y amigos” pero que no se arrepiente de haber migrado a España. “Desde el primer día que llegas, ya tomas conciencia que no vas a estar como en tu país. Pero que es posible lograr una vida mejor”.

HACER REALIDAD SUEÑOS

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